Me caracterizo por una profunda conexión con mi entorno y una sensibilidad aguda que me permite captar las sutilezas de la vida cotidiana. Mi proceso de creación artística es un viaje introspectivo, donde cada trazo, color o forma se convierten una extensión de mi ser, alimentado por realidades, vivencias, sueños y anhelos.

La espiritualidad juega un papel fundamental en mi obra, ya que a menudo busco transcender lo material y conectar con algo más grande. Esta búsqueda de significado se manifiesta a través de símbolos y metáforas visuales que invitan al espectador a una experiencia emocional profunda.

La razón y las emotividades son el hilo conductor de mi trabajo. Cada pieza refleja mi estado interno y representa una invitación a los demás a explorar sus propias emociones. Así, como artista, no solo creo para mí, sino también para compartir mi visión del mundo, generando un espacio donde la vulnerabilidad y la autenticidad puedan florecer.

Mis series artísticas se erigen como testimonio de mi compromiso con el acto de crear y de cuestionarme a través de él. La incorporación de diversas técnicas, dibujo, grabado, acuarela, acrílico, técnicas mixtas, junto con un uso audaz del color y las texturas, refuerzan la profundidad de mi mensaje.

Una parte esencial de mi práctica artística es la reflexión sobre el impacto de la intervención humana en nuestro planeta. A través de mis obras, instalo un fuerte llamado a la consciencia sobre el papel que jugamos en la protección de la naturaleza. La rica y variable simbología que utiliza, casas, árboles, abejas, vocales abiertas y cerradas… Apunta a una experiencia sensorial y emocional que busca resonar con lo colectivo desde lo más íntimo.

Cada creación es una manifestación sincera de lo que soy y una ofrenda abierta para que otros se reconozcan, se conmuevan y se trasformen.